• Skip to content
  • Skip to footer

Psico-Aid

Apoyo psicológico <br>Centro con Autorización Sanitaria de funcionamiento nº CS10736

  • Curriculum
  • Metodología
    • ¿EN QUÉ CONSISTE UNA TERAPIA?
    • ¿QUÉ CASOS SE ABORDAN EN UNA TERAPIA?
    • ¿QUÉ PUEDO ESPERAR DE UNA TERAPIA?
    • ¿QUÉ SERVICIOS OFRECEMOS?
  • Sesiones
  • Tarifas
  • Actividades
  • Blog
  • Contacto y Localización

Our Blog

Consejos para comunicar con tu pareja

28 julio, 2018 by María José Tenorio Leave a Comment

“Si no puedo hablar contigo qué sentido tienes tú, o nosotros.”

 

Esta cita de la película “One Day” (Siempre el mismo día), me ha parecido muy adecuada para comenzar este post sobre comunicación en pareja.

Me habría encantado que me hubiese quedado superestupendo en plan “10 claves para comunicar mejor con tu pareja”, o “Las 20 mejores técnicas es para comunicar con tu pareja”…. Pero al final me ha quedado un numero raro, 17, y no sé si serán o no las mejores, lo único que sé es que son las que yo aplico en terapia y en mi vida personal y, aunque a veces cuesta, al final siempre funcionan, al 100 %. Así que espero que a vosotros también os resulten de ayuda.

Os hago un spoiler: la clave está en hablar, hablar y hablar, siempre, de todo, no dejar nada en el tintero y sobre todo, escuchar, escuchar y escuchar, hasta que se os caigan las orejas. Y cuando se os hayan caído, seguir escuchando. Escuchar es la parte más importante de comunicar.

Bueno, no me enrollo más. Espero que os sean útiles y no os cortéis a la hora de preguntar, aportar o preguntar.

 

1.-LA AMISTAD ENTRE LOS DOS ES MAS IMPORTANTE  QUE LA MISMA RELACIÓN DE PAREJA.

Por lo general tenemos claro que un amigo es nuestro igual y que, demás es un individuo distinto a nosotros y que para mantener nuestra amistad no se nos tiene que olvidar ninguna de estas dos premisas, que, curiosamente, se nos olvidan con mucha frecuencia cuando hablamos de pareja.

Esto ocurre cuando nos centramos tanto en la relación de pareja  que se nos olvida que nuestra pareja es un ser individual y terminamos “ahogándole”. La pareja en estas situaciones es vista como contrincante, y comienza una competición por el control de la relación  con la idea que de esa forma funcionará la pareja.

Los amigos se quieren pero aceptan al otro tal como es sin deseos de cambiarlo. Esta es la clave de una buena y duradera amistad. Y también la de una buena y duradera relación de pareja.

Si somos buenos amigos de nuestra pareja es más fácil que la relación dure y sea feliz, pero si al final la pareja se rompe, la amistad permanece.

 

2.-NO TRATES  TEMAS IMPORTANTES DURANTE LOS MOMENTOS TENSOS DEL DÍA.

Es bueno hablar de los sentimientos cuando surgen pero si es un tema con mucha carga emocional  es mejor dejarlo para un momento  en que ambos tengáis tiempo y disposición de ánimo para hablarlo tranquilamente.

Evitad los momentos en que estáis tensos o cansados. Preguntad siempre al otro si es buen momento para él/ella para hablar y dialogar. Si no es así programad la conversación para un momento posterior (con fecha y hora).

Los temas sin resolver generan malestar y sentimientos destructivos  como rencor, odio, rabia, necesidad de defenderse, que solo desaparecen cuando se habla de ellos con calma y con voluntad de buscar soluciones (no culpables).

El objetivo es buscar una solución  a cada problema con la que ambos os sintáis satisfechos, sin rabia o rencor.

Lo ideal es solucionar las cosas al momento pero, si no es posible, mejor tomar un acuerdo temporal hasta que se llegue a la resolución final, que dejar que se enquisten. Ignorar los problemas, hace que los sentimientos  negativos aumenten y desaparezcan los sentimientos positivos, ya que al hacer inventario de la relación solo se verá una  larga lista que cosas que no van bien y pueden provocar el fin de la misma.

 

3.-NO PARTAS DE LA BASE DE QUE TU PAREJA TIENE LA CULPA O ESTÁ EQUIVOCADA.

En las discusiones es muy común el juego de las culpas, culpar al otro de nuestras propias emociones.

Por ejemplo si tu pareja llega tarde y esto te enfurece, la rabia que sientes es tu responsabilidad, no de tu pareja. Hay que aprender a conocer las causas internas de las   propias emociones, y que la emoción que sientes es suya no por culpa del otro.

Utiliza al hablar la palabra “YO”, “yo no entiendo lo que pasa”  “ayúdame a entender esta situación” , no mensajes “TÚ” “A ti no hay quien te entienda”, esto hace que el otro se ponga menos a la defensiva y esté más abierto al diálogo y a trabajar  el problema.

Si dice “tú”, la frase se convierte en acusación y se pone a la defensiva y dificulta más la comunicación.

EJ: “Tú me haces enfadar” vs “me siento enfadado”;  “Tú eres un desordenado” vs “No me gusta tener todo en desorden”.

 

4.-TEN CLARO QUÉ ES LO QUE QUIERES PEDIR A TU PAREJA.

La mayor parte de las veces las quejas se centran en expresar qué es lo que no queremos,  pero no lo que de verdad queremos. Antes de hablar piensa muy bien qué quieres obtener de la conversación y cuando lo obtengas, o llegues a un acuerdo adecuado sobre el tema, dale las gracias a tu pareja (por ser razonable y dialogante y querer trabajar para que la pareja funcione)

Hay que decir claramente a nuestra pareja qué es lo que deseamos y no dejar que lo
 adivine.

Por último, si hacemos una escena para atraer la atención de nuestra pareja es un síntoma grave de dificultades en la comunicación.

 

5.-ANTES DE DEFENDERTE, ESCUCHA LO QUE TU PAREJA TE QUIERE DECIR.

Es muy frecuente que al recibir una acusación de nuestra pareja, automáticamente  empecemos a explicar el asunto desde nuestro punto de vista. Pero esto es un acto defensivo, que no es positivo. Lo más aconsejable es centrarse más en los sentimientos de tu pareja, en entender cómo se siente y por qué te está diciendo lo que te está diciendo, y dejar la “defensa” o contra argumentación como algo aparte.

Es importante hacer  preguntas para esclarecer el asunto. Muchas veces así el problema se define con más claridad, porque  intercambiáis información que puede ser relevante para encontrar la solución al mismo, mientras que las actitudes defensivas son generadas  por la inseguridad, y nos distraen  del verdadero problema.

En caso de duda pide que te repitan las palabras o repítelas tú y  pregunta si es eso lo que te querían decir, si lo has entendido correctamente. La práctica hace que la comunicación sea  clara. Es muy importante tener claridad sobre lo dicho y lo que se quería decir.

 

6.- TRATA UN  SOLO ASUNTO CADA VEZ.

Sacar diferentes temas o cosas del pasado crea confusión y aumenta la complejidad de la discusión  y complica el llegar a un acuerdo.

 

7.-DI  EXACTAMENTE  LO QUE QUIERES DECIR.

Para que el interlocutor no malinterprete, hay que ser específico y concreto sin irse por las ramas.

Ejemplo si tu pareja no dice nada o está en silencio cambia mucho si la pregunta es ¿estás enfadado/a conmigo? o ¿qué te ocurre? , se debe evitar caer en la adivinación.

Además, al hablar de forma más concreta se desarrollar el hábito de pensar  con más precisión antes de hablar y así tendremos más claridad y control sobre nuestros sentimientos  y  pensamientos.

No es lo mismo decir “No me estás escuchando” (eso es rabia, dolor, acusación), que decir “Me de la sensación de que no me estás escuchando” (comunica nuestra percepción y está abierto a recibir una explicación)

 

8.-HAZ PETICIONES, NO EXIGENCIAS.

Una petición implica que cualquier respuesta es válida, aunque sea negativa, y será aceptada.

Una exigencia implica castigo y presión. Si no accedes a lo que planteo habrá consecuencias negativas hasta que cedas: una crítica, un gesto, el silencio, o la ausencia.

 

9.-ES MEJOR RESPONDER QUE REACCIONAR.

“La reacción”, no es verbal, no es directa. Es una forma pasiva de mostrarle al otro cómo te sientes.

Implica que cambias o dejas de ser tú mismo por lo que hizo  o dijo tu pareja. Que dejas de vivir según tus propios parámetros, y estarás dejando que las palabras del otro controlen o influyan en tu comportamiento.

Estarás  escondiendo tus sentimientos, creando un conflicto, y tu pareja tendrá que jugar a las adivinanzas al no saber el motivo  de esa reacción o   porque actúas de esa manera.

“Responder” es expresarle activamente a tu pareja lo que sientes y piensas.

 

10.- TODAS TUS EMOCIONES  SON VÁLIDAS. PERO TODAS LAS FORMAS DE  REACCIONAR ANTE ELLAS NO.

Muchas veces tememos hablar con nuestra pareja  porque no nos gusta el sentimiento que tenemos y pensamos que está mal por nuestra parte.

Las emociones no son buenas o malas, simplemente son. El problema es cómo se reacciona ante ellas. Sentir es innato a los seres humanos, podemos juzgar nuestras reacciones pero no nuestras emociones.

Si hablamos con naturalidad de nuestras emociones podremos llegar a saber de dónde surgen y que hay detrás de ellas. Con frecuencia detrás de un sentimiento de ira  o rabia, y hay otro sentimiento de miedo o dolor.

Las emociones son producto de los pensamientos interpretaciones o recuerdos, pero nunca se presenta una emoción sola, se mezclan unas con otras.

Aceptar las emociones como algo normal  y no juzgarnos  por sentirlas ayuda mejorar las relaciones.

 

11.-HABLA DE LOS SENTIMIENTOS EN EL MOMENTO MISMO QUE SURGEN.

Los sentimientos reprimidos nos vuelven excesivamente sensibles ante determinadas situaciones. Es decir, se pueden identificar porque son más fuertes de lo que la situación merece.

Ej. Te sientes enfadado porque tu pareja salió de noche sin avisar, pero en el fondo la verdadera razón es porque de repente te viste solo/a en casa  y eso te trajo recuerdos del pasado de cuando te sentiste abandonado/a.

Muchas veces pensamos que sentimos rabia por el acontecimiento  que la hizo salir a flote, pero ninguna persona o situación puede ponerte furioso/a. Lo que sucede es que puede despertar la rabia que tienes guardada en el interior. Por consiguiente, lo mejor es esperar a identificar la fuente de nuestros sentimientos  antes de agobiar a nuestra pareja por ellos.

 

12.- LA EMPATÍA ES FUNDAMENTAL.

Cuando alguien repite la misma cosa una y otra vez, puede ser por que no se sienta escuchado por su pareja, o porque algún asunto particular sigue aún sin resolver. Puede ser una forma de llamar la atención  del otro y despertar su empatía (deseo de aceptación  y de que se le tenga en cuenta y se admitan sus sentimientos).

No es necesario que las parejas estén siempre de acuerdo en todo pero sí que se escuchen entiendan o comprendan como se siente el otro, aunque no lo compartan.

 

13.-DETRÁS DE CADA QUEJA HAY UN  “POR FAVOR”.

Detrás de cada discusión hay un deseo frustrado. Averigua de que se trata. En toda comunicación hay un mensaje, aunque tu pareja esté gritando, intenta ver qué mensaje te quiere trasmitir, que hay detrás de sus palabras. Siente el mensaje que sale de su corazón.

 

14.-LA HONESTIDAD ANTE TODO.

Si Tu pareja sabe que siempre dices lo bueno y lo malo, entonces será más fácil que confié en lo que dices, no tendrá que adivinar que es lo que estás pensando o sintiendo.

Siempre que tengas duda pregúntale a tu pareja lo que quieras saber .Si hay temas vedados eso puede romper la confianza  que se tiene en el otro.

Lo que une la pareja durante el tiempo es la confianza en el otro, la capacidad para comunicarse con honestidad es la base de una pareja. La honestidad hace la confianza, la confianza amistad, y la amistad hace disfrutar una relación duradera.

 

15.-CREA UN AMBIENTE AMABLE Y CULTIVA EL SENTIDO DEL HUMOR.

Las discusiones por general acaloran y hacen que olvides  que discutes con alguien a quien amas. Mantener un buen ambiente y conservar el sentido del humor  es más fácil para tratar cualquier asunto.

Una pareja discutían y uno dijo: “Si no cambias me voy” y le respondió, “Yo también, ¿puedo ir contigo?” Eso rebajo la tensión entre ellos.

 

16.-NO LEAS LA MENTE DE TU PAREJA.

No des por supuesto que sabes lo que piensa tu pareja, actúar sobre la base de falsas suposiciones puede generar grandes problemas. Lo correcto es hablar el tema y aclararlo. Evitad las indirectas, insinuaciones, sospechas… la clave es explicitar, preguntar sin miedo, hablar, ser directos.

 

17.- HABLA CON EL CORAZÓN.

Puede sonar un poco cursi, pero en una conversación importante con nuestra pareja esta es la regla principal y aunque aquí aparezca en último lugar en realidad es la primera.

Es importante establecer un primer contacto afectivo de corazón a corazón, poniendo en primer lugar el amor  y los sentimientos mutuos.

Al hablar de vuestras emociones  decid cómo os sentís en ese momento y lugar. Decid que el tema es difícil de hablar. Hablad de los temores  y preocupaciones  sobre cómo creéis que va a reaccionar vuestra pareja. Y, sobre todo,  explicad que no queréis poner en peligro la amistad que hay entre los dos y os preocupa cómo se sentirá el otro cuando habléis del tema. Dejad claro que queréis paz y que confiáis en que no os haréis daño. Así bajaréis la guardia.

Si abrís el corazón y mostráis la vulnerabilidad  mutua, que podéis ser heridos o herir, la otra persona intentará proteger sus sentimientos y, haciendo honor  a la confianza que le habéis demostrado, los vuestros también.

Si habláis con el corazón abierto y desde los sentimientos el amor será lo que prime. No podemos permitir que ningún tema nos separe de los sentimientos hacia nuestra pareja.

 

¿Tengo que hacerlo o quiero hacerlo?

28 septiembre, 2017 by María José Tenorio Leave a Comment

Como ya sabéis los que me conocéis, he sido bailarina y, como no podía ser de otra manera, ahora que me dedico a la psicología trabajo a menudo con bailarines. En un taller que realicé con un grupo de estudiantes de danza de distintas disciplinas tratamos un tema muy común, muy corriente y muy extendido, ¡tanto que casi parece una epidemia! Y como resulta que es algo que no afecta solo a bailarines, sino que lo he visto en todas las profesiones, y en general creo que todos, en un momento u otro de nuestra vida nos hemos visto afectados por ello (¡¿Será una pandemia?!), he pensado que sería un buen tema para tratar hoy.

¿Os suena la palabra PROCASTINACIÓN? Es un término de origen anglosajón que podemos traducir como dilación, o postergación.
Animé al grupo a compartir «historias de procastinación», la suya o la de alguien que conociesen. Aparte de las dudas y el pudor que conlleva el hacer estas revelaciones personales ante un grupo, la verdad es que no había escasez de material. Todo el mundo sabía por experiencia propia el dolor que ocasiona esta situación y los sentimientos de auto derrota que provoca.

Una vez abierto el tema, y después de que todos expusieran sus ejemplos le pregunté a uno de ellos qué piensa cuando se enfrenta a una coreografía complicada o a un ejercicio de técnica que le resulta difícil «Tengo que hacerlo bien», dijo.
Entonces les pregunté a los otros estudiantes lo que podía haber pensado como alternativa. La primera respuesta fue: «Podía haber dicho: -Quiero hacerlo bien-» Puede haber una diferencia importante aquí. Generalmente, la diferencia entre estos dos estados refleja la fuente de nuestra motivación. Cuando yo digo » tengo que hacer algo», a menudo es porque soy consciente de que es lo que se espera de mí, y la motivación es externa a mí. Sin embargo, cuando yo » quiero lograr algo «, vemos esto más como una motivación interna.
La motivación externa requiere de voluntad para tener éxito. Tenemos que ejercer nuestra voluntad para esforzarnos y trabajar en la tarea como es debido. Podemos hacerlo, pero nos va a costar. El esfuerzo de autocontrol nos agota.
Sin embargo, cuando la motivación es interna, todavía requerimos autorregulación para actuar como es debido, pero esta autorregulación la percibimos como más estimulante, menos agotadora. Estamos trabajando para conseguir un interés intrínseco, es decir, un interés propio, que tenemos interiorizado, lo que hace más soportable la tarea en cuestión. No es que nos estemos obligando a nosotros mismos y tengamos que derrochar esfuerzo, sino que estamos interesados e impulsados por el trabajo en sí mismo.

Ya tenemos ahí un punto importante para empezar a luchar contra la procastinación.
Pero hay más:
¿Alguna vez te has dicho eso tan socorrido de “voy a tratar de hacerlo bien”?
Mis alumnos se rieron con esta anécdota: Durante una temporada de ensayos muy estresante, mi maestra me dijo, “Mañana ven a la clases de puntas” y yo le contesté “Voy a intentarlo” Ella me dijo: » ¿Has intentado ponerte los pantalones esta mañana o te los has puesto? No lo intentes ¡VEN!”

Exactamente. ¿Qué nos estamos diciendo a nosotros mismos cuando hablamos así? Sencillamente que no estamos totalmente comprometidos. Por supuesto, hay ocasiones en las que circunstancias atenuantes podrían impedirnos actuar, pero no hablamos ahora de este tipo de demora. Sino a esos momentos de demora voluntaria, o procastinación, para hablar en términos técnicos; cuando sabemos que tenemos el tiempo para hacer algo, que es por nuestro propio bien que queremos hacerlo, pero todavía nos decimos: «Sí, voy a tratar de hacerlo» Esta frase nos está diciendo que nuestra motivación es todavía externa, y sabemos que vamos a necesitar esfuerzo y autocontrol para lograrlo….. Y no queremos.
Este es el autoengaño profundamente arraigado en que consiste la dilación o procastinación. Para salir de ella, lo primero que tenemos que hacer es ser honestos con nosotros mismos. Como me dijo mi maestra: » Tienes que saber lo que quieres. Cuando sabes lo que quieres te das cuenta de que lo único que necesitas es saber gestionar y planificar el tiempo. Comienzas a administrar tu tiempo para lograr tus objetivos, porque sabes claramente lo que estás tratando de lograr en tu vida. »

Las técnicas del Mindfulness nos pueden ser de gran ayuda en este punto. De hecho, la atención plena es una piedra angular para aumentar nuestra conciencia de las emociones, los pensamientos y para saber y decidir a donde dirigimos nuestra atención. Sin la atención consciente, podemos continuar engañándonos toda la vida. La triste verdad es que sin la atención consciente no somos seres realmente autónomos que saben lo que quieren, sino las víctimas de nuestros hábitos. Hábitos de pensamiento. Hábitos de la emoción. Hábitos de comportamiento de demora innecesaria. Para romper estos hábitos, tenemos que tomar decisiones conscientes.
Es una elección que hacemos en el lenguaje, y es una opción en nuestra perspectiva. ¿Tengo que hacerlo, o quiero hacerlo?
Volviendo al ejemplo del estudiante del principio, acerca de qué decirse cuando uno se enfrenta a una coreografía complicada o a un ejercicio de técnica que le resulta difícil , mi punto de vista acerca de cómo se podría replantear su trabajo era diferente de la primera respuesta alternativa que dieron los demás estudiantes. Aunque estoy de acuerdo en que existe una importante diferencia entre » lo tengo que hacer » y » lo quiero hacer”.
En lugar de pensar: «Tengo que hacerlo bien,» le pedí que lo reformularla como «Ahora voy a empezar a trabajar en eso.» – Simplemente ponerse en marcha.
A menudo nos encontramos con que nuestra motivación cambia de un «tener que» a un «querer» cuando empezamos a hacer la acción, cuando nos metemos en faena. Nuestra actitud sigue a nuestro comportamiento sin tener que fingir que realmente queremos hacerlo (ya que, como otro bailarín señaló durante nuestra conversación: “nunca podría decir: -Quiero hacerlo- porque sé que sería una mentira”).
Así pues existe otra manera de hacer las cosas, luchando mucho menos contigo mismo y con la tarea a realizar. Sólo empezar. No lo pienses mucho. No te identifiques con las emociones que estás sintiendo. Estas pasarán. Simplemente haz algo de la tarea, lo que sea, aunque parezca poco, aunque sea lo menos importante, aunque sea solo la parte que mejor se te da….

Este es el camino para conseguir la realización de las tareas pendiente y para el crecimiento personal y el cambio.

Cuidando tu campanilla interior (no, no está en la garganta)

4 febrero, 2017 by María José Tenorio Leave a Comment

tinkerbell_vector_by_gothloli

 

«-¿Sabes, Wendy?, cuando el primer niño rió por primera vez, su risa se rompió en miles de pedazos que se fueron dando saltos, y así fue cómo aparecieron las hadas. Y por eso tendría que haber un hada por cada niño y cada niña.
-¿Tendría que haber? ¿Acaso no es así?
-No. Ahora los niños saben mucho y pronto dejan de creer en las hadas, y cada vez que un niño dice -No creo en las hadas-, en algún lugar hay un hada que muere. «

Peter Pan y Wendy  (J. M. Barrie en 1911)

 

¿Habéis leído el cuento? Os preguntaréis porqué en un blog de Psicología yo me pongo a contar cuentos de hadas…. bueno, ya me conocéis…. No me gusta hacer lo que se supone que hay que hacer. Procuro hacer lo que quiero hacer siempre que puedo (y en mi blog, puedo 🙂 ). Y quería citar a Peter Pan, porque todos tenemos una “Campanilla” interior….y todos la matamos, dejando de creer en ella. Muy triste.

Pero no os preocupéis ¡hay remedio!

Lo primero, ¿cómo saber si has matado, o no,  a tu Campanilla interior? Fácil: Sientes vacío interior, acompañado de desconcierto exterior. Me explico, sabes que eres inteligente, simpátic@, brillante, creativ@, amable,  guap@, o atractiv@, o elegante, valiente….¡no importa qué! ¡lo que sea! ¡sabes que tienes buenas cualidades!…pero no puedes evitar la sensación de no ser nunca suficientemente….. lo que sea (¿A que os va sonando?)

¿Y qué hacemos en esos casos? Tod@s nos hemos esforzado en un momento u otro de nuestras vidas hasta la extenuación para intentar cultivar en el ambiente externo lo que sentíamos que nos  faltaba en el interior. Incluso, a veces, podemos conseguir que, externamente, las cosas estén en orden. Cómo se supone que tienen que estar. Sin embargo, internamente, seguimos sintiendo un voraz agujero negro de insatisfacción. Entonces, nos lanzamos a consumir ansiosamente todo lo que está a nuestro alcance (comida, amor, sexo, trabajo, sustancias tóxicas, compras compulsivas, validación externa….) en un intento desesperado por llenar ese vacío que nos aterra. Esa sensación de no ser suficiente, de haber perdido la última pieza del rompecabezas, esa  que nos completará y nos convertirá en seres plenos.

Nos obsesiona saber si alguien podrá querernos y aceptarnos tal y como somos, y nos apegamos a puntos de referencia superficiales para validar nuestra existencia (logros académicos, puestos laborales, imagen, dinero, etc…) Pero no funciona, obviamente. Seguimos sintiendo que nos desmoronamos, a pesar de tanta perfección e impecabilidad externa.

Incluso llegamos al extremo de intentar ocultar nuestro vacío interior dedicándonos a hipercontrolar a los que nos rodean, que, por supuesto, no nos han pedido nuestra ayuda ni, mucho menos, nuestra intervención. Simplemente, intentamos arreglar los problemas de los otros, porque pensamos que los nuestros no tienen remedio.

Bien, a estas alturas seguramente estaréis diciendo algo como “¡Oooooh cielos! ¡Oui c’est moi! ¡¡¡¡¡Qué hago!!!!!”

Que no cunda el pánico. Solo necesitáis urgentemente amaros a vosotros mismos y apoyaros. ¿Qué cómo se hace eso? Vuelvo a citar a Barrie

 “Si creéis en las hadas, dad palmadas”

Las hadas no se alimentan sino de reconocimiento humano y mueren cada vez que alguien dice que no cree en ellas. En el conocido cuento de J. Barrie, Peter Pan, se decía que para resucitar a un hada que había muerto por la falta de fe humana, había que dar palmas.

Necesitáis que vuestras acciones comiencen a estar en consonancia con la chispa profundamente oculta en vuestro interior (Con lo que he llamado, vuestra campanilla interior) que ha subsistido, milagrosamente, todo este tiempo con la esperanza de que algún día volverías a por ella. Y ese día es hoy.

Igual que Campanilla en el cuento está a punto de morir y se recupera gracias a los aplausos y la fe de los niños, vuestra Campanilla interior comienza a resucitar en el momento que volvéis a creer en ella, a darle la importancia que merece.

Lo que hasta ahora he llamado Campanilla, no es ni más ni menos, que vuestro propio yo, vuestra esencia. (Si, todos tenemos de eso. Y es una fuente inefable de sabiduría). Si le dejáis, os guiará directamente hacia el modo de vida acorde con vuestras características y necesidades particulares. Sólo tenéis que escucharla y…. seguir su luz. 😉

Dejad ya de dudar de ella y de dar crédito a cualquier gurú, o experto que venga a contaros lo que “realmente” necesitáis. (Me incluyo, por supuesto). Simplemente, escuchad, hacedla caso. Nadie, repito, nadie, va  a venir a sacaros de donde estáis, nadie os va a encender, nadie os va a hacer sentir completos. Ya estáis completos. Ahora. Así. ¡YA! No os hace falta ser más buenos, ni más listos, ni leer más libros de autoayuda para comenzar a disfrutar de la vida. Dejad de esperar. Tenéis una vida. Vividla. ¡YA! Sin más esperas.

No intentéis ni siquiera amaros, ¿qué tal si empezáis por conoceros? ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿Qué te hace feliz? ¿Qué necesitas? ¿Por qué lo necesitas? ¿Por qué, o para qué haces las cosas que haces?….conócete y el amor vendrá después. ¿Podéis amar a esa persona que jamás habéis visto y que está sentada a vuestro lado en el metro? He dicho amar. No ¿verdad? Pues con vosotros pasa lo mismo, vais por la vida conociéndoos tanto como a esa persona. O sea, nada. Sois fascinantes, no os perdáis la oportunidad de entablar amistad vosotros mism@s.

Vale, y eso ¿cómo se hace?

De mil maneras, pero como por alguna habrá que empezar, os apunto aquí tres ideas, que son solo, como os digo, un pequeño impulso para que os animéis a empezar.

  1. Recuerda todas las veces en la que has estado en tu mejor momento, física, emocional o intelectualmente.

Analiza esos momentos parte por parte. Desmenúzalos en sus componentes más importantes. Si durante ese proceso encuentras algún punto de dolor, un punto en el que te sientas herido, o roto, detente. Ahí es dónde tienes que trabajar. Date permiso para imaginar qué necesitas para sentirte bien respecto a ese punto. Atrévete a soñar.

  1. Elabora una lista de necesidades no satisfechas.

Seguro que en un primer momento te sale una lista bastante larga. Repásala y agrupa las necesidades detectadas por afinidades. Te darás cuenta de que al final la lista quedará reducida a cinco o seis necesidades básicas.

  1. Date permiso para tratar de satisfacer esas necesidades de la manera que mejor te parezca, aunque sea de un modo imperfecto o intermitente.

Lo único importante es que lo intentes, y que seas consciente de que te mereces tener tus necesidades básicas cubiertas y te des cuenta de que esto es responsabilidad tuya. Exclusivamente.

Puede que estos tres puntos parezcan simples, pero tienen unas implicaciones profundas. Para empezar, son realistas (nada de estándares imposibles) con lo cual, creamos una línea base de bienestar posible y alcanzable. Aunque no hayáis hecho nada más en el día, por lo menos habréis cubierto vuestras necesidades prioritarias.

¡Ni se os ocurra lamentaros, o criticaros por el tiempo anterior en el que no os auto-cuidabais! Sed benévolos con vostr@s mism@s. vuestras circunstancias eran otras.

Simplemente, sed conscientes de dónde estáis ahora y empezad a encadenar actos casi infinitesimales de auto cuidado y bondad para vosotros mismos, y veréis que en breve sumarán una cantidad respetable. Con el tiempo os veréis a vosotros mismos como una persona a la que merece la pena cuidar. Comenzaréis a creer en vuestra sabiduría interior. Veréis a la Campanilla que habita en vosotros ;). Habréis recuperado vuestro amor propio, os habréis hecho conscientes de vuestras necesidades y habréis aprendido a satisfacerlas. Os habréis dado permiso para vivir vuestra vida.

La perfección no existe, y eso es ¡perfecto!

12 octubre, 2016 by María José Tenorio Leave a Comment

perfección imperfecta-1000x520

“La perfección es una pulida colección de errores”

Mario Benedetti

 ¿Habéis sufrido alguna vez ese síndrome en el que nunca hay descanso,
nada es suficientemente bueno, y siempre hay que subir un escalón más, sin saber ni siquiera en cual estamos, ni porque hay que subir más? ¡Yo sí!

Es el síndrome del perfeccionismo, una trampa muy peligrosa, que nos bloquea y hace que nuestra calidad de vida se vaya, directamente, a freír monas.

Los rasgos más característicos de este síndrome son:

  1. Perfeccionismo y minuciosidad.
  2. Tendencia al control y la previsión.
  3. Sentido exacerbado de la justicia.
  4. Hiperexigencia con uno mismo y con los demás.
  5. Exagerada atención al qué dirán.
  6. Pensamiento dicotómico, todo es blanco o negro, hay pocos grises en la vida.
  7. Anticipación permanente de consecuencias negativas (rebautizado como “futuribles angustiosos” por uno de mis más queridos pacientes J).
  8. Tendencia a la frustración, se da mucha más importancia a lo que falta por hacer que a lo ya hecho.
  9. Elevado grado de ansiedad, alternando con periodos en los que aparecen síntomas depresivos.

Y por si esto fuera poco, llegamos los psicólogos con nuestras palabrotas técnicas y a las personas que tienen la mala suerte de encontrarse en estas circunstancias les llamamos “anancásticos” y les emparentamos con el espectro psicopatológico obsesivo (¿os he dicho ya que odio las etiquetas? Habrá post sobre esto). ¡En fin! ¡Un horror!

Pero que no cunda el pánico, ¡de aquí también se sale! ¿No os habéis fijado que al principio del post os he confesado que yo también sufrí este síndrome? Sufrí = Pretérito perfecto simple. O sea PA-SA-DO.

Vamos a ver si con algunos puntos clave os puedo ayudar a salir de ahí, y si no has caído ahí, enhorabuena, pero léetelo también, ¡nunca está de más vacunarse!

Punto nº 1: La perfección no existe.

Nadie es perfecto, y tú tampoco.

Todos tenemos puntos fuertes y puntos débiles. Aunque alguien sea brillante en algo o muy muy bueno en una cosa, en otra área no lo será, porque no existe la perfección.

Punto nº 2: Cometer errores es humano

Es propio del ser humano cometer errores. Es algo que olvidamos con frecuencia y que nos pasa una elevada factura.

Es necesario aprender a pedir perdón, esperarlo, aceptarlo y agradecerlo, y quizá más importante aún es aprender a pedirnos perdón y perdonarnos a nosotros mismos.

Punto nº 3: Valorar el esfuerzo, no los resultados

¡No seáis injustos con vosotros mismos!

Hay que aprender a analizar nuestras acciones serenamente, con independencia de los resultados que se obtengan. Dadle más importancia al esfuerzo y la constancia que pongáis en intentar ser la mejor persona posible, en dar lo mejor de vosotros mismos, que al logro de unos objetivos concretos.

Punto nº 4: Suficientemente bueno es suficiente ¡Está bien! ¡Disfruta!

No pienses en hacerlo perfecto, piensa en hacerlo lo mejor posible, con las habilidades y los conocimientos de los que dispones en ese momento. 

Punto nº 5: Se valiente

Hay que ser conscientes de las propias limitaciones y capacidades, pero sin prejuicios ni temores innecesarios. Al considerar los propios errores conviene hacerlo en un contexto amplio, sin minimizarlos ni tampoco magnificarlos. Intenta vivir sin miedo a los posibles errores que puedes cometer en un futuro. Se prudente, pero no timorato.

Punto nº 6: Se realista, no perfeccionista

Con las habilidades, experiencias y herramientas con las que dispones ahora, ¿Son realistas los resultados que esperas? A veces esperamos unos resultados que no nos pertenecen, porque como somos tan perfeccionistas, esperamos una realidad que no es realista.

 Punto nº 7: Trátate bien

De nada sirve lamentarse, juzgarse o tratarse con dureza. No tiene sentido irritarse o indignarse porque aquello que habíamos soñado lograr o vencer ha resultado ser una nueva derrota o sencillamente porque se comprueba una vez más que uno tiene errores.

Se comprensivo, tolerante e indulgente contigo mismo y con los demás. ¡No tengas miedo! Tratarte con respeto y consideración a ti mismo no significa que vayas a caer en una espiral sin fondo de auto-complacencia y permisividad. ¡No te vas a convertir en un mediocre! ¡Todo lo contrario! Lamentarse y descalificarse de un modo radical y por completo lejos de ayudarte, te paraliza.

Punto nº 8: Busca la constante mejora  y disfruta de ella

Si hoy no has hecho algo tan bien como esperabas, proponte hacerlo mejor la próxima vez, aprende de la experiencia y busca las áreas en las que has fallado para mejorarlas en el futuro: haz números, repasa cada uno de los pasos dados, busca información y puntos de  referencia para ver dónde puedes mejorar. Observa qué te gustaría mejorar, y anótalo, practica para lograrlo, planifica mejor.

Cuando aplicas esta idea, ocurren dos cosas: la primera, es que en cada cosa que haces en vez de esperar un resultado perfecto, observas el resultado aprendes de él y tomas nota de lo que tienes que mejorar.

Y segundo, disfrutas del proceso de hacer, evaluar y mejorar, y esto es muy importante, porque cuando uno es perfeccionista nunca hay victorias y las victorias son fundamentales para mantener la motivación.

 Punto nº 9: Sé honest@

Si has hecho últimamente algo y los resultados no te han gustado nada, ¡Se honest@! Pregúntate «¿Me he esforzado y ha salido lo mejor posible con los conocimientos que tengo en este momento?” Si es así, sigue adelante, la próxima vez te saldrá mejor.
Si has respondido no, entonces pregúntate ¿qué puedo hacer para mejorar el resultado con las habilidades y conocimientos de los que dispongo en este momento?

 Punto nº 10: Celebra los logros

La próxima vez que hagas algo y lo consigas hacer lo mejor posible con las habilidades y medios  con las que cuentas en ese momento, y con las circunstancias en las que te encuentras ¡Has triunfado! ¡Celebra cada victoria! Haz algo para celebrar que no eres perfect@ pero sí ¡que estás mejorando cada día!

 No esperes a que las condiciones sean perfectas para empezar. Empezar hace que las condiciones sean perfectas

Permítete ser un principiante, nadie comienza siendo excelente. Querer hacer las cosas extremadamente bien puede significar que al final no las hagas nunca.

Para terminar, no quiero olvidar mencionaros algo muy importante. Salir de las garras del perfeccionismo no solo os dará más paz interior y os permitirá avanzar en vuestros proyectos, sino que mejorará sustancialmente vuestras relaciones con los demás, porque comprenderse a uno mismo, incluso en lo que respecta a los propios errores, ayuda a ser más justos y comprensivos con las debilidades y errores ajenos, a ser prudentes a la hora de juzgar a los otros.

La perfección ¡NO EXISTE! Que no se os olvide nunca por favor.

¡Socorro! ¡soy creativ@! ¿estoy loc@?

11 octubre, 2016 by María José Tenorio Leave a Comment

 

213h

 

“La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas.”

 Jack Kerouac, On the Road

Me encanta esta cita de Jack Kerouac, porque no puedo estar más de acuerdo con ella.

Define a la perfección lo que siento por mi profesión, lo que siento cuando alguien me hace el honor de venir a mi consulta y compartir conmigo su “locura”. Por supuesto, hay casos y casos, no quiero parecer frívola, pero todos y cada uno de ellos me resultan fascinantes, porque me otorgan el privilegio de explorar la inacabable diversidad del ser humano.

En este post ¡Mi primer post! ¡Qué emoción! He querido centrarme en la creatividad por una razón muy sencilla y muy asombrosa a la vez: Muchas de las personas que pasan por mi consulta son, sencillamente, personas creativas. Si, así, sin más. No les pasa “nada” ……nada más, que no encajan. No encajan en la estructura social estándar. Y, como no están “locas”, lo notan y es esta discrepancia entre lo que se espera de ellos y lo que ellos esperan de sí mismos, lo que les plantea problemas. ¿Cómo os quedáis?

Pues así me quedo yo cada vez que entra una de estas personas en mi despacho para decirme que lo pasan mal, que su autoestima no saben por dónde anda, que dudan de sus capacidades, que la gente no les comprende…… que intentan ser “normales” pero no pueden.

Esto no es de hoy, no, ¡qué va! a lo largo de la historia de la humanidad el concepto de “creatividad” ha sufrido muchas transformaciones pasando de ser considerado un don otorgado por los dioses, a una característica de la personalidad, pero, cualquiera que sea la definición que se utilice, en todas las épocas se la ha relacionado con la psicopatología. En fin… ¡cosas que pasan!

Para Platón, el talento era “el entusiasmo que arrastra fuera de uno mismo” (¡qué bonito!). Para Aristóteles, la creatividad era un proceso racional originado en la naturaleza, pero ya señalaba  que los grandes científicos y artistas tendían a la melancolía (Ya empezamos….). Durante la Edad Media surgió la idea de la asociación entre la creatividad y la patología mental (¡la de creativos que ardieron por esa época! El Bosco porque es ya de muy final de la Edad Media, ¡qué sino no se libra tampoco!). En el siglo XVII se produjo un cambio de paradigma, y se comenzó estudiar la creatividad y su relación con la psicopatología utilizando el modelo científico, ya que se empezó a considerar a la creatividad como una característica de la personalidad susceptible de ser estudiada a través de dicho modelo. A finales del s. XIX, Maudsley replantea la paradoja de que si bien el genio es la máxima expresión de la potencialidad  humana, también lo es de la anormalidad  mental (¡y dale!)  y concluye que tanto en los individuos geniales como en los enfermos mentales hay una neurofisiología “alterada”.  Menos mal que, en la misma época, Galton rebate esta idea argumentando que la genialidad no es una cualidad extraña, rara o extraordinaria sino una habilidad biológica y natural (¡Ese Galton se merece una ola!) Desde su planteamiento, lo que ocurre es que aquellos que tienen una mente extremadamente activa son excitables y “peculiares” (¡como los niños de Miss Pellegrin!), y pueden parecer locos a veces (Ains, ¡que cruz con la dichosa etiqueta…!). Con Galton empieza el estudio de la creatividad desde las ciencias naturales. No se mostró seriamente interesado por comprender las operaciones mentales mediante las cuales algunos individuos producen  ideas originales, diferentes, sino que, más bien, se centró en buscar componente genético o hereditario de la  creatividad, pero ¡oye!, algo es algo….teniendo en cuenta de dónde veníamos…..

En el siglo XX le damos cuerda al reloj hacia atrás y se empieza a asociar la creatividad con determinados tipos de patología (¡Adiós, Galton, adiós!), siendo las más comúnmente mencionadas la depresión, el alcoholismo y el trastorno bipolar.

A estas alturas igual os estáis ya preguntando qué es la creatividad ¿no? Bueno, pues ahora viene cuando nos reímos de verdad: ¡No existe una definición universalmente aceptada!  Lo que existe es una  gran variedad de criterios a la hora de definir la misma.

¿Así, cómo vamos a trabajar, oiga? Pues como podemos. La investigación publicada sobre el tema, basándose en esta ambigüedad de constructo,  ha empleado criterios muy amplios para medirla: Así, han sido utilizados test cognitivos, sobre todo los relacionados con pensamiento divergente, asociaciones remotas y asociaciones de palabras en las investigaciones que examinan la creatividad desde el punto de vista de la personalidad; otros criterios utilizados son la  motivación, la cultura, el potencial creativo, los rasgos de personalidad creativa  y la auto percepción  de los sujetos sobre su capacidad creativa en diferentes ámbitos……. ¡De todo, vaya!

De manera que tenemos un constructo que no está claramente definido y utilizamos para medirlo lo que nos va pareciendo bien….. ¡y con estos ingredientes queremos cocinar teorías científicas! Pues lo cierto es que hoy por hoy, y a pesar de que la literatura científica y popular reciente han  promovido con mucho entusiasmo esta asociación entre la creatividad y enfermedad mental, este entusiasmo no se ha visto respaldado por la evidencia científica.

Así en trabajos ya clásicos, como los de  Judá (1949), que estudió los registros de 294 genios varones, en dos grupos integrados por 113 artistas y 181 científicos y estadistas de países de habla alemana encontramos los siguientes resultados. En un 4-8% de los artistas y un 4-0% de los científicos y los estadistas se encontraron desequilibrios psicológicos funcionales. Estas cifras no son mucho más altas que las esperables en la población general. La gran mayoría de los personajes ilustres eran psicológicamente normales y no tenían enfermedad  mental alguna, ni ninguna desviación  mórbida o antisocial de la personalidad. Ante estos resultados la única conclusión válida a la que Judá pudo llegar fue, en contra de la opinión popular generalizada, que el genio y la locura no están correlacionados. (¡Alto y claro, por favor! ¡NO EXISTE CORRELACIÓN!)

Sin embargo, la idea que sigue sustentando la opinión popular sigue siendo la contraria. ¿Cuál puede ser la explicación a esto?

Tenemos dos hipótesis:

1º- Quizá esto se explique por un deseo de desestigmatizar la enfermedad mental, mostrando que también tiene un lado positivo y deseable.

2º- O por el contrario, puede ser un intento de desacreditar a los sujetos creativos, de calmar la autoestima herida de la mayoría de la población que no sobresale por sus dotes creativas, que de este modo pueden consolarse con la idea de que al menos no están “locos”.

En cualquier caso, el seguir manteniendo la idea de la asociación entre creatividad y locura, aun cuando, como hemos visto, no existe base científica para ello, supone más perjuicios que beneficios para la causa de la creatividad; y una trivialización de la enfermedad mental.

Así, igual que a mi consulta acuden muchas personas creativas angustiadas por ser “raros”, por estar “locos”, también hay casos en los que en base a la desafortunada asociación citada,  muchos sujetos con serios desórdenes mentales rehúsan seguir un tratamiento por  miedo a ver disminuido su talento o incluso a ver afectadas negativamente, o ralentizadas, sus capacidades  intelectuales en general y limitado su rango emocional y perceptual, con todo  lo que esto conlleva de dificultades añadidas para conseguir una adecuada adhesión al tratamiento que necesitan, en detrimento de su calidad de vida y la de los que les rodean.

Espero haber contribuido con este post, aunque sea ínfimamente, a aclarar ideas y a ayudar al abandono, de una vez por todas, esta posición mantenida por tradición pero sin sustento científico alguno, a que los creativos y creativas del mundo os sintáis mejor con vosotros mismos y, ya que estamos, a enfocar la investigación futura en encontrar vías válidas tanto para prevenir y paliar en lo posible la enfermedad mental, como para fomentar la creatividad.

Footer

Mapa Web

  • ¿En qué consiste una terapia?
  • ¿Qué casos se abordan en una terapia?
  • ¿Qué puedo esperar de una terapia?
  • ¿Qué servicios ofrecemos?
  • Psico-Aid Apoyo Psicológico
  • Sesiones Presenciales y Online
  • Tarifas
  • Contacto y Localización
  • Actividades
  • Curriculum
  • Metodología
  • Política de Cookies
  • Política de Privacidad

Copyright © 2021 — Psico-Aid • Psico Aid
Centro con Autorización Sanitaria de funcionamiento nº CS10736

Este sitio utiliza cookies. Al continuar navegando está aceptando nuestra política de uso de cookies
Centro con Autorización Sanitaria de funcionamiento nº CS10736
Utilizamos cookies para asegurar que damos la mejor experiencia al usuario en nuestro sitio web. Si continúa utilizando este sitio asumiremos que está de acuerdo.Estoy de acuerdo